La prevención de riesgos laborales con sustancias peligrosas de por medio es uno de los puntos más críticos en muchas empresas de sectores determinados y en general en cualquier empresa. En realidad, en cualquier instalación empresarial siempre existen productos químicos y, por lo tanto, el peligro existe.
La presencia de sustancias peligrosas en el entorno de trabajo implica riesgos reales y habituales para la salud de los trabajadores si no se controlan de forma adecuada.
Estos riesgos pueden aparecer de manera inmediata o desarrollarse a largo plazo, lo que hace imprescindible una prevención bien planificada.
Cuando se trabaja con productos químicos como disolventes, polvos, vapores o gases, la exposición puede provocar daños graves si no se aplican medidas correctas.
Por eso es tan importante la identificación de peligros y la adopción de acciones concretas y efectivas para evitar o reducir la exposición, esto es clave en una buena estrategia de prevención.
Qué se entiende por sustancias peligrosas en el trabajo
Dentro de la prevención de riesgos laborales por sustancias peligrosas, lo primero es identificar de qué sustancias hablamos.
Se consideran sustancias peligrosas aquellas que, por sus propiedades físicas, químicas o tóxicas, pueden afectar a la seguridad y a la salud.
Aquí se incluyen muchos agentes químicos presentes en procesos industriales, limpieza, mantenimiento, sanidad o laboratorios.
Estas sustancias pueden causar efectos irritantes, corrosivos, tóxicos o cancerígenos, todos ellos bastante peligrosos para el ser humano.
También pueden provocar sensibilización, daños respiratorios o alteraciones neurológicas.
La peligrosidad depende del producto en sí, pero también de una mala utilización. En muchos casos depende de la forma de uso, la cantidad y el tiempo de exposición.
Riesgos asociados a los agentes químicos
Los agentes químicos están presentes en muchas actividades laborales y cada día mucho más. La presencia de pinturas, barnices, combustibles, detergentes industriales o reactivos de distinto tipo es cada día más habitual en muchas empresas.
El riesgo aparece cuando existe inhalación, contacto con la piel o ingestión accidental. Cada producto tiene sus riesgos y es importante que los trabajadores conozcan sus características y los métodos para manipularlos.
Muchos de los peligros se podrían evitar con una simple lectura de las etiquetas de cada producto, pero eso, desgraciadamente, no siempre se hace.
Los químicos peligrosos pueden generar efectos perjudiciales agudos. Tal es el caso de quemaduras o intoxicaciones. También provocan efectos crónicos, como enfermedades respiratorias o daños en órganos internos.
Por eso, la prevención debe basarse siempre en una evaluación previa y en la adopción de medidas proporcionales al riesgo. Incluso es adecuado comprobar si un producto químico en cuestión puede sustituirse por otro que presente menores peligros, aunque eso no siempre se puede hacer.
Importancia de la evaluación de riesgos químicos
La evaluación de riesgos es el punto de partida de cualquier estrategia de prevención de riesgos laborales con sustancias peligrosas. Analizar qué sustancias se utilizan, cómo se manipulan y en qué condiciones permite anticiparse a los problemas.
Esta evaluación debe tener en cuenta la ficha de datos de seguridad, la forma de exposición y las tareas realizadas. A partir de este análisis se definen las medidas necesarias para evitar o reducir los riesgos derivados de la exposición.
Para profundizar en este aspecto, puedes ampliar información sobre las medidas a tener en cuenta en la prevención de riesgos químicos aquí: medidas a tener en cuenta en la prevención de riesgos químicos.
Medidas preventivas frente a sustancias peligrosas
La prevención frente a sustancias peligrosas debe abordarse desde distintos niveles. El primer objetivo siempre es eliminar el riesgo. Si no es posible, se deben aplicar medidas técnicas y organizativas que reduzcan la exposición.
La ventilación adecuada, el uso de sistemas cerrados o la sustitución de productos peligrosos por otros menos dañinos son acciones prioritarias. Cuando estas medidas no son suficientes, entran en juego los equipos de protección individual y los procedimientos de trabajo seguro.
Todo este conjunto de acciones forma parte de una prevención activa que protege tanto a la empresa como a los trabajadores.
Relación entre agentes químicos y agentes biológicos
En algunos entornos laborales, los riesgos químicos conviven con riesgos biológicos, es algo que se da con bastante frecuencia.
Esto ocurre, sin ir más lejos, en laboratorios, centros sanitarios o industrias agroalimentarias.
De ahí la importancia de comprender la relación entre estos dos agentes de gran peligro. Es fundamental para una prevención eficaz en este tipo de industrias.
La correcta clasificación de los agentes biológicos ayuda a diferenciar bien los distintos riesgos y a aplicar medidas específicas según el tipo de exposición que esté presente.
Efectos de determinadas sustancias en la salud
Algunos productos químicos tienen efectos especialmente dañinos en el ser humano, incluso a bajas concentraciones. Entre ellos destacan ciertos metales, disolventes o compuestos orgánicos persistentes.
De ahí la importancia de comprender bien los efectos de los metales pesados en la salud de los trabajadores, ya que la exposición continuada puede generar enfermedades graves.
Estos efectos pueden afectar al sistema nervioso, al hígado o a los riñones, entre otros. Suelen aparecer tras exposiciones prolongadas. Esto es un peligro añadido, ya que se detectan con el tiempo, cuando los efectos ya pueden ser irreversibles.
Formación como pilar de la prevención
La formación es uno de los elementos más eficaces en estos casos dentro de la prevención de riesgos laborales con sustancias peligrosas. Un trabajador formado es un trabajador preparado para identificar riesgos, interpretar etiquetas y actuar correctamente ante una incidencia.
Los cursos de formación en prevención de riesgos laborales son esenciales en este caso. Una adecuada formación permite adquirir conocimientos prácticos sobre manipulación segura de este tipo de agentes y asegurar el buen uso de protecciones, además de saber actuar ante emergencias que se presenten.
Esta formación no solo reduce accidentes, también mejora la cultura preventiva de la empresa.
Obligaciones de la empresa y del trabajador
La empresa debe garantizar un entorno de trabajo seguro; es una necesidad moral y legal. Esto implica evaluar riesgos, proporcionar medios adecuados y formar a los trabajadores.
En el caso de que haya presencia de sustancias peligrosas, esta obligación es especialmente importante para evitar riesgos para la salud y también para la cuenta de resultados de la empresa.
El trabajador, por su parte, debe cumplir las instrucciones recibidas, utilizar correctamente los equipos y comunicar cualquier situación de riesgo. La prevención es una responsabilidad compartida y solo funciona cuando ambas partes colaboran.
Control y seguimiento de la exposición
La prevención no termina con la implantación de medidas concretas. De nada sirve si el trabajo para hacerlas cumplir y afianzarlas no es el adecuado.
Es necesario un control periódico que permita comprobar su eficacia y mejorar o cambiar todo lo que se vaya detectando como nuevo. Medir concentraciones, revisar equipos y actualizar procedimientos forma parte del seguimiento preventivo.
Este control continuo permite detectar desviaciones y actuar antes de que aparezcan daños y ya no tengan remedio.
En la prevención de riesgos laborales con sustancias peligrosas, la anticipación es fundamental para evitar cualquier amenaza y reducir la gravedad del peligro.
La correcta gestión de agentes químicos, productos químicos y químicos peligrosos requiere evaluación, formación y compromiso.
Aplicar medidas para evitar o reducir la exposición, formar a los trabajadores y mantener un control constante marca la diferencia entre un entorno seguro y uno con riesgos innecesarios. La prevención bien aplicada no solo cumple la ley, también cuida de las personas.
