El sobreesfuerzo físico incluye estados de diferente intensidad, desde muy ligera hasta el agotamiento total y no es fácil dar con una definición única y aceptable para todos. Se podría decir que se manifiesta como una sensación de debilidad y agotamiento acompañada de molestias, incluso dolor e incapacidad para relajarse. En el ámbito laboral puede afectar a la productividad del trabajador y de la empresa, por lo que es importante contar con recursos para detectarlo antes de que se produzca, como auditorías PRL encaminadas a mejorar las condiciones de los trabajadores expuestos.
Características del sobreesfuerzo físico y fatiga
- Normalmente se traduce en una disminución de la capacidad de respuesta o de acción de la persona afectada.
- Es una condición de causas múltiples, aunque se pueda encontrar que en su origen pesa más un factor concreto.
- Afecta al organismo como un todo físico y algunas veces psíquico y en grado diverso, dado que se percibe de manera personal.
- Contiene elevados aspectos subjetivos y psicosomáticos.
- Existe gran dificultad para sanarse o recuperarse.
- Tiene tendencia a convertirse en una afección crónica y persistente.
- Puede presentarse en todos los niveles laborales.
- También se presenta como un mecanismo regulador del organismo, de gran valor adaptativo, porque indica la necesidad de tomarse un descanso.
Las dificultades se presentan cuando se mantiene esta condición en el tiempo o cuando no resulta posible una recuperación adecuada de ella. De ahí la importancia de la prevención de sus efectos negativos: la ergonomía en el trabajo, el diseño adecuado de condiciones, espacios y herramientas y la adaptación del trabajo a la persona, así como la escucha del propio cuerpo.
Síntomas
La condición de sobreesfuerzo físico se presenta en función de factores situacionales y características personales y tiene siempre síntomas físicos, como dolores de cabeza o musculares, picor de ojos, tensión o torpeza en los movimientos, entre otros.
Cada persona experimenta el sobreesfuerzo a su propia manera, en su propio cuerpo y según la situación. Ese es el motivo de que se encuentren diferencias entre las personas y en diferentes momentos de la persona, en cuanto a las formas y la intensidad de sentir la fatiga y el sobreesfuerzo.
Sobreesfuerzo físico en el lugar de trabajo
En este caso específico, a nivel físico, el sobreesfuerzo se debe a una tensión muscular estática, dinámica o repetitiva, a una tensión excesiva del conjunto del organismo o, también, a un esfuerzo excesivo del sistema psicomotor. Estos esfuerzos excesivos pueden estar causados por:
- Una desorganización en el área laboral.
- Factores de la persona, como defectos visuales, lesiones esqueléticas preexistentes.
- Condiciones ergonómicas y ambiente de trabajo no satisfactorios.
Los síntomas se presentan cuando disminuye la capacidad física del individuo después de haber realizado un trabajo que requiere esfuerzo durante un tiempo determinado. Entonces constituye en conjunto complejo y se caracteriza porque el trabajador:
- Baja el ritmo de actividad.
- Se presenta cansancio y fatiga.
- Los movimientos se hacen más torpes e inseguros.
- Aparece una sensación de malestar e insatisfacción.
- Disminuye el rendimiento en cantidad y calidad.
Las exigencias físicas del trabajo que sobrepasen las capacidades del individuo (sobrecarga de trabajo), pueden llevar a la situación de sobreesfuerzo físico. Si esta se mantiene durante un tiempo, puede afectar no solo a los músculos directamente implicados en la realización del trabajo, sino también a aquellos otros que no han intervenido en el trabajo e incluso al propio sistema nervioso.
De esta forma, se pasaría de una situación de cansancio normal, con deterioro pasajero de la capacidad de trabajo en determinadas partes del cuerpo, que se soluciona con los descansos adecuados, al sobreesfuerzo crónico o patológico, a veces difícilmente reversible supone graves repercusiones para el cuerpo del individuo.
El aumento de la frecuencia o la reducción del tiempo de los ciclos de trabajo, genera síntomas de dolor y tensión muscular. Más aún, el trabajo repetitivo puede causar daño directo a los tendones, al someterlos a constantes contracciones y elongaciones, así como también, incrementar la probabilidad de sobreesfuerzo de los tejidos, al reducir las posibilidades de recuperación.
Los episodios repetidos pueden producir inflamación de los tejidos blandos y reducción de la movilidad articular. Si el sobreesfuerzo físico afecta a los nervios, los síntomas pueden estar acompañados de pérdida de sensibilidad táctil y sensación de adormecimiento de las extremidades.
En caso de exposiciones prolongadas a trabajo repetitivo, las personas pueden desarrollar trastornos músculo-esqueléticos con incapacidad irreversible. Un claro ejemplo de ello es el síndrome del túnel carpiano, característico de aquellas actividades en las que se realizan movimientos repetitivos durante una parte importante de la jornada laboral. Es el caso también de los trabajadores de pantallas de visualización de datos.
Una correcta vigilancia de la prevención de riesgos laborales, con estudio de las condiciones en el puesto de trabajo y formación a los trabajadores acerca de posturas adecuadas, ejercicios y tiempos de descanso puede ser crucial, especialmente en trabajos repetitivos o que requieren gran esfuerzo físico.
Consecuencias del sobreesfuerzo físico
El sobreesfuerzo físico no solo genera consecuencias para la salud del trabajador, sino que puede afectar al normal rendimiento de la empresa:
- Mayor probabilidad de que se presenten accidentes en el lugar de trabajo.
- Mayor absentismo de los trabajadores que sufren de sobreesfuerzo físico.
- Aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares.
- Disminución del estado de alerta y vigilancia aun durante turnos diurnos.
- Reducción de discriminación visual y auditiva.
- Aumento de los errores de memoria.
- Posibles cambios de difícil solución médica y con recaídas frecuentes.
- Estrés, desmotivación y desarrollo de diferentes patologías.
