Aunque el trabajo en una oficina no es de los más arriesgados que existen, es un error pensar que la PRL es innecesaria en estos espacios de trabajo: como en cualquier otro sector, es imprescindible contar con una empresa de prevención de riesgos laborales.
Una vez formalices el contrato, la empresa llevará a cabo una evaluación de riesgos en tu centro de trabajo y emitirá un informe con propuestas para minimizarlos. Entre otros, es muy probable que aparezcan los siguientes.
Accidente en desplazamiento o in itínere
Efectivamente, la prevención de riesgos laborales no comienza cuando ponemos un pie en la oficina, sino mucho antes: cualquier accidente que el trabajador tenga en sus desplazamientos de ida o vuelta al trabajo será considerado accidente laboral. De hecho, hasta un 20% de los accidentes laborales con consecuencia de muerte son accidentes de tráfico in intínere.
Cómo reducir el riesgo
- Dormir lo suficiente para ir a trabajar descansado y atento al entorno.
- Salir con tiempo para no tener que desplazarse a gran velocidad.
- Observar las normas de circulación y los principios de seguridad vial.
- Revisar periódicamente el vehículo y realizar los mantenimientos necesarios para asegurarnos de que está en perfecto estado.
Caídas
Dentro de la oficina, el principal riesgo al que hacemos frente son las caídas por tropiezos, resbalones o en escaleras. Este percance puede acarrear desde un susto inofensivo hasta una baja de duración variable, si como consecuencia de la caída sufrimos un esguince o rotura.
Cómo reducir el riesgo
Seguir las normas del sentido común es, en este caso, la mejor solución para minimizar riesgos: eliminar las prisas, sujetarse a las barandillas cuando se suben o bajan escaleras y no subirse a elementos del mobiliario que no han sido pensados para ello (como sillas o mesas) son acciones que mejoran nuestra seguridad.
Caída de objetos
La acumulación de papeleo, stock o muestras de producto puede llegar a ser muy traicionera y darnos un buen susto si al caer nos golpea.
Cómo reducir el riesgo
Mantener las zonas de paso y de trabajo correctamente ordenadas y sin acumulación innecesaria de objetos es el mejor consejo para reducir el riesgo de sufrir accidentes por caída de objetos. Si hay que hacer traslado de objetos de una zona a otra de la oficina, mejor pedir ayuda o hacer dos viajes que intentar coger tanta carga que suponga un problema si se cae.
Contactos eléctricos
Es rara la oficina en la que no hay multitud de enchufes, cables, puestos de trabajo sobrecargados, ladrones y alargadores con más capacidad de la que es recomendable… Si tienes que enchufar o desenchufar algo o mover un equipo informático, observa las normas de seguridad que te recomendamos a continuación.
Cómo reducir el riesgo
- No manipular cables ni enchufes con las manos mojadas.
- No limpiar equipos conectados con líquidos.
- No sobrecargar enchufes, ladrones o regletas eléctricas.
- Los equipos se desenchufan tirando de la clavija y nunca del cable.
Si se produce un accidente eléctrico, ten en cuenta las dos normas siguientes:
- Corta el suministro ANTES de realizar cualquier intervención.
- Si una persona se “queda pegada” a la corriente, no trates de apartarla con las manos, pues la corriente pasará a tí; utiliza un objeto no conductor de la electricidad, como madera o cartón.
Cortes y pinchazos
Es cierto que en el ámbito de una oficina los posibles cortes y pinchazos normalmente no serán de gravedad: tijeras de oficina, chinchetas, grapas. Pero no por menos graves, dejan de ser molestos y suponer un menoscabo en la productividad del empleado.
Cómo reducir el riesgo
Mantener el orden en todo el material de oficina, incluyendo accesorios afilados y cortantes, y no utilizarlo nunca para usos distintos a aquellos para los que ha sido diseñado son las mejores precauciones que se pueden tomar.
Fatiga mental
El tan temido estrés, sobrecargas puntuales o habituales de trabajo, mal ambiente con compañeros o superiores… Estar en situación de alerta constante puede pasar al trabajador una factura más alta de lo que se espera.
El estrés es una de las epidemias de este siglo y, además de estar relacionado con enfermedades mentales, como la ansiedad y la depresión, se considera causa principal de multitud de enfermedades psicosomáticas de tipo muscular, digestivo o, incluso, cardíaco.
Cómo reducir el riesgo
No vamos a caer en el tópico de “tomarse las cosas de otra forma”, pero sí es cierto que existen ciertos consejos que conviene aplicar para reducir la carga mental:
- Dar prioridad a las tareas pendientes, manteniendo un margen de tiempo para imprevistos, nos ayudará a cumplir con nuestra agenda, eliminando la sensación de no llegar a todo.
- Trata de alternar tareas que requieran de máxima concentración con otras más livianas.
- Planifica y acota las reuniones, para que no se conviertan en ladrones de tiempo.
- Reserva un momento de la jornada, por ejemplo a primera hora de la mañana o justo antes de comer, para revisar el correo electrónico, en vez de parar lo que estés haciendo con cada notificación.
Fatiga postural
Sin duda, el riesgo más habitual y más alto para los trabajadores de una oficina. Al final, pasar 8 horas al día sentado no es tan cómodo como pueda parecer y acaba por afectar a la circulación.
Si, además, la silla no está bien regulada, las espalda, los hombros y el cuello acabarán sufriendo lesiones.
Cómo reducir el riesgo
La silla debe estar colocada respecto a la mesa de forma que los brazos formen un ángulo de 90º cuando estamos con las manos sobre el teclado. Por su parte, la pantalla del ordenador debe estar colocada a la altura de la vista, de forma que no haya que forzar la postura para verla correctamente.
Complementos como un ratón vertical, que ayuda a reducir el riesgo de sufrir síndrome del túnel carpiano, o un reposapiés, que mantiene los pies más elevados y las piernas más descansadas, nos facilitan una jornada laboral más cómoda.
Incendio
No entra dentro de los riesgos habituales, pero existe la posibilidad de que ocurra y hay que saber cómo enfrentarse a él.
Cómo reducir el riesgo
Es imprescindible conocer el protocolo anti incendios y las salidas de seguridad más cercanas, así como realizar al menos un simulacro al año, para que todo el personal esté preparado.
En el día a día, tomar precauciones como no situar las papeleras cerca de enchufes o no sobrecargar ladrones y regletas serán suficientes para eliminar el riesgo casi por completo.
Sobrecarga
Trasladar documentación o mobiliario no son tareas habituales en una oficina, pero es recomendable saber cómo afrontarlas si se presentan para minimizar los riesgos de sufrir lesiones en la espalda.
Cómo reducir el riesgo
Recuerda esta cifra: 25 kilos en el caso de los hombres, 15 en el de las mujeres. Cualquier carga que supere ese peso debe ser trasladada entre, al menos, dos personas, para evitar lesiones en la espalda por sobrecarga.
Observar todas las posturas de seguridad, como mantener la espalda recta, no levantar la carga por encima de la cabeza y empujar mejor que tirar, reduce las posibilidades de hacerse daño.
Riesgos asociados al uso de la voz
Si en tu trabajo debes hablar de forma constante (por ejemplo, en labores de televenta) las cuerdas vocales se sobrecargan en exceso, lo que a la larga puede generar trastornos graves y permanentes.
Cómo reducir el riesgo
- Beber agua de forma frecuente a lo largo de toda la jornada.
- Realizar ejercicios de calentamiento y ejercitación de la voz.
- Llevar a cabo descansos aproximadamente cada hora.
- Respirar por la nariz en vez de por la boca para evitar que se seque la laringe.
- Tratar de reorganizar la oficina de forma que los trabajadores puedan comunicarse sin necesidad de alzar la voz.
Todos los trabajadores de tu empresa deben realizar, al menos, un curso básico de PRL, para conocer a qué riesgos se enfrentan en el ejercicio de su trabajo y cómo pueden afrontarlos y minimizarlos.