Las personas en general, además de estar expuestas a la radiación ionizante de fondo natural, también están expuestas a fuentes de radiación ionizante de origen artificial. En su inicio la utilización de fuentes de radiaciones ionizantes artificiales supuso un gran avance en el desarrollo científico de la sociedad, pero muy pronto se notaron los daños que su mal uso podría producir en la salud humana.
Entonces se hizo evidente la necesidad de establecer medidas de protección, especialmente en lo que se refiere a la vigilancia de la salud en el trabajo, lo que ha dado origen a lo que hoy se conoce como protección radiológica.
Aquí es donde entra la aplicación del principio ALARA que ha evolucionado significativamente en toda Europa y conducido a la creación de una red europea ALARA. Sigue leyendo para aprender todo sobre el principio ALARA.
¿Qué es el principio Alara?
Es el principio por el que se debe regir cualquier persona que maneje radiación. Sus siglas en inglés significan “As Low As Reasonably Achievable” que en castellano significa, “Tan bajo como sea razonablemente posible”.
Se trata de uno de los principios que regulan la protección contra las radiaciones ionizantes. Este principio de precaución y optimización requiere evaluar y asimilar las diferentes posibilidades, teniendo en cuenta sus aspectos sanitarios, técnicos y económicos.
Al hablar de radiactividad y radiaciones te puede surgir la duda de si estarás o no recibiendo mucha dosis de radiación. Existe una normativa internacional, europea y nacional sobre los niveles máximos de radiación a los que trabajadores y público en general pueden estar expuestos. Esto no significa que puedan recibir radiación sin ningún perjuicio, sino que ésta debe estar dentro de unos márgenes seguros.
En general estos niveles están fijados muy por debajo de los límites para los cuales la radiación tenga efectos secundarios, pero el estar expuesto a radiación aunque sea a esos niveles bajos incrementa la probabilidad de desarrollar cáncer u otras enfermedades, algo que tienen en cuenta la empresas expertas en prevención de riesgos laborales a la hora de organizar los planes de vigilancia laboral de la salud.
Para evitar estos efectos, y aunque haya unos límites, se tiene que tener en cuenta el principio ALARA. Se deben tomar medidas para minimizar la dosis hasta que el coste de cualquier medida adicional sea mayor que el valor de la reducción para la salud que con ella se consiga.
Criterios para aplicar el principio ALARA
- Distancia. Cuanto más lejos se este de la fuente radiactiva, menor dosis se recibe.
- Blindaje. Un buen blindaje puede ser suficiente para reducir la dosis a niveles bajos, se deben poner todas las paredes o cristales plomados, pero el coste aumenta según el tamaño, por lo que hay que llegar a un equilibrio.
- Tiempo. Cuanto menos se pase cerca de una fuente radiactiva menor será la dosis, así que su tendencia es estar al mínimo.
Prácticamente desde el principio del uso de la radiactividad se sabía de su efecto dañino, pero no se disponía de estudios suficientes para cuantificar adecuadamente sus daños. Según se fue difundiendo su uso aparecieron distintos organismos de regulación, tales como la IAEA (Agencia Internacional de Energía Atómica), Euratom a nivel europeo o el CSN (Consejo de Seguridad Nuclear) en España.
Otros términos han sido empleados con diferentes significados como ALARP “as low as reasonably practical” en el Reino Unido o ALAP (As Low As Practical, or Practicable, or Possible) que fue utilizado antes que ALARA.
Se debe tener cuidado de no malinterpretar el significado de ALARA, lo que no solo significa minimizar la dosis absorbida sino de una optimización de la misma. Esta optimización es resultado de una evaluación entre la dosis y los recursos disponibles para la protección. Según este cálculo, la mejor opción puede no ser la que lleve a una menor dosis, pero sí la más optimizada.
